Con mucha frecuencia se escucha en las escuelas:“vamos a hacer una convivencia” o “no está muy bueno el
clima en este curso” o “entre los profesores, vamos a tener
que hacer una convivencia”. Esa mirada implica una manera
de entender la convivencia como algo que comienza a ocurrir
cuando decidimos conscientemente encontrarnos y pasar
juntos un rato de esparcimiento, en espacios diferentes a
los que se relacionan con los objetivos educativos. En ese
sentido no sería parte de la convivencia la cotidianeidad de
los encuentros que ocurren en la escuela en vistas a su meta
educativa: entre los estudiantes, entre los profesores, entre
profesores y estudiantes, entre profesores y directivos, etc